jueves, 22 de octubre de 2009

Fundación


“Somos una pareja única, especial, totalmente distinguible del resto de las demás”. Este es un pensamiento común. Citando a uno de mis psicólogos preferidos Erich Fromm (desde aquí recomiendo “El arte de amar” como un imprescindible de la psicología emocional) “La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos.” Pero ¿Dónde empieza toda esta “magia”? ¿Cuándo dos personas empiezan a actuar como un equipo? ¿Qué hace de ellas una pareja totalmente identificable y diferente de las demás? Todas estas preguntas tiene un inicio común, un punto de partida, todas las parejas tienen su momento especial, su inicio, su mito fundador.

El mito fundador hace referencia al momento en el que se conocen los dos miembros de la pareja. Ese momento es recordado de forma especial, única y tiene un gran valor para ambos ya que reafirma a la pareja, le da un comienzo en el continuo temporal, un primer paso en el camino de la identidad marital. Ahora bien ¿Por qué recibe el nombre de mito?

Muy bien analicemos primero que es un mito: “Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.”

Reconozcámoslo, todos recordamos ese momento como algo realmente especial, para unos son esas mariposas revoloteando en el estomago, para otros una luz cegadora que prende la venda de sus ojos, para mi es algo parecido a una patada en el vientre que te deja sin aliento. Esas emociones no se olvidan… Pero seamos objetivos, esos sentimientos están completamente distorsionados. El mito fundador es esa “narración maravillosa” del momento en el que se conoce la pareja distorsionado por una embriaguez de emociones que elevan a los miembros de la pareja a un estatus exclusivo y excluyente. Todas las parejas tienen su mito fundador, esto las distingue de otras, otorgándoles un estatus diferente del resto, ya que es difícil encontrar dos mitos fundadores iguales, elevando el valor de sus egos y consolidando así su compromiso.

Para escuchar el mito fundador solo has de preguntar “¿Cómo os conocisteis?” En ese momento observarás como, si las cosas van bien, se les ilumina la cara a los dos y cuentan su “historia” al unísono, con un alto grado de complicidad (alguna vez podemos ver cómo nos cuentan su mito fundador “por turnos” una frase cada uno). Esto nos hace ver hasta que punto el mito fundador esta afianzado dentro de la pareja, arraigado en la más profunda de sus convicciones y con un estatus de verdad absoluta

Ahora analicemos de forma objetiva nuestro mito fundador, analicémoslo sacando el pequeño empirista/conductista pedante que llevamos dentro. Sí lo analizamos fríamente, este momento no es tan diferente de aquella vez que conocimos a un amigo o a una persona que se acaba ganando nuestro afecto, solamente hemos exagerado la situación para hacer de ella algo especial ya que la persona con la que estamos, es cuanto menos, importe en nuestra vida. Seamos sinceros , vivimos en un continuo autoengaño, donde todo aquello que nos hace sentir mejor, únicos y especiales es llevado hasta niveles que exceden completamente la realidad ( y en ocasiones la racionalidad).

Desgraciadamente para nosotros ni somos tan especiales ni somos tan únicos, el mito fundador no es más que eso, un mito.

Arzoth

2 comentarios:

  1. meeeeeeee cagoooooooo en toda esa puta gente que suelta siempre el puto rollo de cuando se conocieron! sencillamente NO ME IMPORTA!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Omg dime que el mito ese fue para darle nombre a un sentimiento de la adolescencia, por que en la edad adulta no he oido esa exaltacion de un sentiemiento, desde luego si empiezas mitificanto tanto la relacion desde luego lo mejor que puede pasar esq se caiga del pedestal que estaba, hay que tener demasiado equilibrio para seguir en el.

    ResponderEliminar