lunes, 30 de noviembre de 2009

Polaridad


Muchas veces nos encontramos con sentimientos dispares, diferentes, completamente opuestos. “La amo pero la odio”, “Tiene algo que me atrae pero sé que no me conviene” o la común “No si yo quiero mucho a mi novi@ pero…”

Estos sentimientos son bastante comunes, todos hemos sentido algo parecido, cuando tenemos sentimientos tan opuestos podemos preguntarnos ¿Es una experiencia tan problemática como creemos?

La respuesta: en absoluto. Hemos de reconocer que somos capaces de sentir cosas opuestas. Este problema vemos que surge de la experiencia personal del sujeto sobre las emociones que siente. Esta experiencia le ha llevado a creer que experimentar emociones opuestas crea un estado de malestar, ya que en la mayoría de ocasiones esta polaridad emocional ha tenido consecuencias negativas o ha creado una incongruencia en el marco emocional.

La solución a esta disparidad emocional se encuentra en establecer una actitud dialéctica que nos permita entender e integrar estos aspectos opuestos, para ello hemos de asumir que cualquier experiencia que vivimos es válida. Esta polaridad es algo natural y hay que focalizarla en el aquí y el ahora, el individuo ha de experimentar esta polaridad ,comprenderla y hacerla suya.

Otro aspecto a tener en cuenta es la tendencia a minimizar la disfonía que produce una emoción por el simple hecho de ser el polo opuesto de la otra. Al sentir dos emociones opuestas tendemos a negar una de las dos, normalmente la que nos crea más malestar. Cuando negamos una de las dos emociones hemos de entender que lo que sentimos forma parte de nosotros, hemos de comprenderlas y no rechazarlas aunque entren en conflicto.

Nunca hemos de negar aspectos de nosotros mismos.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Tetera



Muchas veces nos encontramos ante una persona que nos gusta, tenemos un dilema emocional o simplemente alguien no nos cae bien. En esos momentos surge la duda: ¿Le digo a esa persona lo que siento? ¿Me abro a ella? ¿La mando a la mierda?...

Trataremos de darle explicación a estas situaciones con una simple metáfora. Nuestro sistema emocional es similar a una tetera, nos vamos llenando de emociones como la tetera se va llenando de vapor. Este vapor ha de emanar de la tetera, ha de salir al exterior, de forma similar, las emociones han de fluir en un continuo con las personas que nos rodean.

Cuando no dejamos que nuestras emociones fluyan ocurriría algo similar a tapar el pitorro de salida de la tetera con un tapón. Las emociones se van acumulando, creando un estado de presión interna, hasta que llegado el momento, esa presión se hace insostenible y hace que la tetera explote. Esto ya de por si es peligroso y puede crear un estado de neurosis para nada deseable, pero si la tetera está llena de mierda y te explota en la cara la situación es tan escatológica como desagradable.

Otro problema nos lo encontramos al darle una salida demasiado rápida a esas emociones, si vaciamos la tetera demasiado rápido se quedara sin nada en su interior, puede crearse lo que conocemos como un “tsunami emocional” que se lleva a la persona que tenemos por delante.

Si esto se produce con una persona que nos cae mal, puede llegar a “violentarse” con nosotros, pero que demonios ¡Que les den! El problema es si la persona nos importa, nos cae bien y poco a poco se está ganando nuestro corazoncito, en esos casos podemos abrumar a la persona, nuestras emociones pueden llevarse la relación por delante.

De todos modos, sabemos hemos cometido un error en la medición de nuestro “cauce emocional” nos pueden valer para aprender a que ritmo hay que dejar salir nuestras emociones. Por exceso o por defecto se cometen errores en esta clase de situaciones.

Deseamos hacer las cosas sin miedo, con la seguridad de que va a pasar lo que nosotros queremos que pase pero en la mayoría de las situaciones, desgraciadamente, no ocurre así. Uno hace las cosas o no las hace, pero se siente como se siente.

Arzoth

Pd: A ver si me aplico el cuento :P

lunes, 9 de noviembre de 2009

Diluido


Muchas veces nos encontramos con personas que conocemos (y apreciamos) cambian radicalmente su personalidad, modifican sus metas y su conducta cuando están dentro de un contexto social nuevo o acaban de encontrar a una pareja ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué lleva a un sujeto a dejar su personalidad atrás para complacer a su pareja?

Para intentar dar respuesta a estas situaciones podemos recurrir a la teoría humanista de Carl Rogers. Nos encontramos con que los demás nos quieren, se fijan en nosotros, nos tratan bien cuando hacemos lo que ellos quieren. Vemos como dejamos nuestras propias necesidades y motivaciones para comportarnos como los demás quieren que seamos.

Esta forma de actuar surge de la importante necesidad de ser amados, necesidad que en muchas ocasiones hace que dejemos de ser nosotros mismos para ser como la otra persona quiere. Ocurre algo parecido al tirar un azucarillo en una taza de café caliente, nuestro propio autoconcepto se diluye rápidamente dentro de la personalidad de ese ser “amado”.

Estas situaciones crean un estado de discordia, una polifonía de voces, una lucha interna entre el self impuesto y el sentido de nuestro propio autoconcepto. Vemos como en esta situación existe un problema de incongruencia entre la experiencia real proporcionada por el entorno y nuestro propio autoconcepto.

Este tipo de relaciones crean una disonancia interna, no son ni recomendables ni útiles, tenemos que aprender a olvidar el valor impuesto por los demás y favorecer la tendencia hacia el crecimiento y la autonomía. Desde esta autonomía es desde donde han de surgir nuestras relaciones, volviendo a citar a Fromm “La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos.”

Arzoth

Unos apuntes sobre los autores:

Carl Rogers http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Rogers

Eric Froom http://es.wikipedia.org/wiki/Eric_fromm